Años atrás, cuando apenas comenzaba en el mundo del eCommerce, trabajé para una marca que vendía camisetas online.
Su estrategia era simple: 3 camisetas por $99.900.
En ese momento, vender online era facilísimo.
Habían pasado pocos meses desde la pandemia.
Pocas empresas estaban pautando.
La adquisición de clientes era barata.
Y ellos vendían… mucho.
Pero había un gran problema:
Se enfocaban solo en vender.
El producto no era muy bueno.
Y aunque era barato, igual la gente se quejaba.
Pero lo peor era el servicio: si algo salía mal, no te resolvían nada.
Si se agotaba un producto, te enviaban otro sin avisar…
Y si te quejabas, no hacían nada.
Esa empresa, que parecía tan exitosa por fuera, terminó quebrando.
Ahí aprendí algo que nunca se me va a olvidar:
No basta con vender.
Porque si el cliente queda triste —con el producto o con el trato—, nunca más vuelve.
Y peor aún, te deja hablando mal.
Cuando lanzamos DANTE, los tres teníamos eso clarísimo.
Mis socios, Sebas y Alejo, tenían una obsesión por lo ético detrás de cada venta.
Sebas, especialmente, estaba —y sigue— obsesionado con el producto.
Y los tres decidimos algo:
Entregar una experiencia que el cliente nunca olvide… pero por lo buena.
- Producto excepcional.
- Servicio inigualable.
- Cambios gratis.
- Garantía con devolución de dinero.
- Respuestas reales, humanas. Sin excusas.
Gracias a eso, hoy tenemos una tasa de recompra muy alta.
Muchos clientes felices que no solo compran… recomiendan.
Y eso, al final, es lo que sostiene un negocio a largo plazo.
Así que si estás construyendo una marca, te dejo esto:
Vender es importante.
Pero hacer feliz al cliente… es lo que te va a dar vida.
Compra la ropa de DANTE dando click aquí.
—
Samu: CMO of DANTE